Politica de papel
No tenemos las autoridades que merecemos, pero como ciudadanos hemos permitido que la política se degrade a tal punto que la oferta electoral sea pobre y de baja calidad. La mentira y el cinismo extremonos han llevado a una peligrosa disminución en el interés y la participación ciudadana en la política formal. Esto abre el camino a una idea que evidencia cuando un tercio de la población afirma que prefiere a un alcalde que roba, pero que hace obras.
Nos malacostumbramos a cosas tan puntuales que hoy vemos como comunes, y esas costumbres nos llevan a elegir a los mismos gobernantes.
a mayor ideologización de la contienda electoral, menor importancia se da a la calidad política. Cuando la pugna entre posiciones políticas domina el escenario, los electores priorizan a los candidatos que tienen una postura firme en el enfrentamiento. Inclusive, muchos prefieren a los más extremistas y menos dialogantes. Esto es una lástima porque algunos estudios muestran que los candidatos con mayor calidad tienden a ser los que tienen más capacidad de conciliación política. En nuestro caso, el antivoto ha caracterizado a las principales contiendas de las últimas dos décadas y, como resultado, la calidad ha sido sacrificada.
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