jueves, 29 de junio de 2017

Un hombre marcado por el infortunio, la tragedia y el dolor.


Portada de la novela llevada al cine.

Reseña:

Título: El jugador de ajedrez
Autor: Julio Castedo
Editorial: Booket
Año: 2017
Nº de páginas: 256

De Julio Castedo había leído con anterioridad El fotógrafo de cadáveres y Redención, dos novelas que me gustaron mucho.

En El jugador de ajedrez nos vamos a encontrar con el relato de Diego Padilla, quien en el año 1934 se ha convertido en el ganador del campeonato de España de ajedrez. Durante la fiesta de entrega del trofeo conocerá a Marianne Latour, una joven reportera francesa por la que inmediatamente se sentirá atraído. Tras un breve y apasionado romance contraerán matrimonio seis meses más tarde, comenzando una nueva vida en común que transcurrirá plácidamente hasta que estalle la Guerra Civil. En medio de la contienda nacerá su hija y una vez finalizada ésta, la miseria y la violencia les obligarán a abandonar el país, instalándose en París en el año 1940 y siendo testigos de cómo meses más tarde el ejército alemán ocupa la ciudad. Y será entonces cuando la vida de Diego se derrumbe, pues sin saber muy bien los motivos, será separado de su familia y encarcelado en el castillo de Vincennes, donde únicamente le quedarán la esperanza y la fuerza del amor para salir adelante.

El trama de "El jugador de ajedrez" no gira en torno a la guerra, sí que aparece ésta enmarcando el contexto de la historia, pero su argumento no tiene nada que ver con los temas que habitualmente encontramos en estas novelas, aquí lo verdaderamente importante son los sentimientos, emociones y experiencias de su protagonista, un hombre marcado por el infortunio, la tragedia y el dolor.

Son treinta y nueve los capítulos en los que se divide la novela, todos con una breve extensión y redactados en primera persona por Diego Padilla. Ya en la primera página nos damos cuenta de que sus palabras no van dirigidas a nosotros sino a su hija, esa pequeña de la que ha sido separado brutalmente hace cuatro años y cuyo cariño y recuerdos desea recuperar a través de este relato que recoge la historia de la familia. De esta manera la narración sigue un curso lineal extendiéndose a lo largo de diez años, desde 1934 hasta 1944, años en los que la vida de Diego y su familia va a sufrir cambios y duras experiencias que él intenta exponer de la manera más clara posible. Julio Castedo, como ya pude comprobar en sus anteriores libros, tiene un estilo muy cuidado y en El jugador de ajedrez ya se deja ver, encontrándonos con una prosa concisa, sobria y elegante que en algunos párrafos se torna más íntima y reflexiva, algo que viene propiciado por la narración en primera persona que permite que el autor profundice en el interior de su personaje. No es un libro que cuente con un ritmo intenso pero este sí se mantiene constante y la trama está planteada de tal manera que consigue mantener la atención del lector y eso a pesar de que desde un principio sabemos cuál es el desenlace de la historia ya que el propio Diego nos lo ha adelantado.

Como figura protagonista tenemos al propio narrador, Diego Padilla, un hombre que desde las primeras páginas va a despertar la simpatía del lector, provocando que queramos acompañarle a lo largo de ese recorrido que va a hacer por lo que han sido sus últimos años. Julio Castedo ha construido una figura cercana y sencilla con la que es fácil empatizar tanto por su carácter como por las circunstancias que rodean su vida. Diego es un hombre culto e inteligente cuya vida gira en torno al ajedrez. Con una personalidad amigable, dócil y sumisa, se declara apolítico a pesar de la convulsa situación que vive su país, sin llegar a posicionarse claramente a favor o en contra de ningún bando; se limita a intentar sobrevivir y sacar adelante a su familia.

A través del relato de Diego vamos a conocer al resto de personas con las que comparte su día a día y así destaca en primer lugar quien se convertirá en su esposa, Marianne Latour. Es una mujer orgullosa, ambiciosa, vitalista, despierta y curiosa que al contrario que su esposo, sí que defiende sus ideales, demostrando así su carácter rebelde e inconformista. Y esto será lo que provocará que no se sienta a gusto en la España de la posguerra, haciendo todo lo posible para lograr que su familia se traslade a Francia, su país de origen, donde cree que les espera un vida mejor. Otro de los personajes que sobresale en esta historia es el coronel de las SS Helmut Maier, bajo cuya custodia Diego estará en Vincennes, y que es quizás de las figuras con una construcción más interesante por los distintos matices que presenta, los cuales iremos descubriendo a medida que avance el relato del protagonista.

Por otra parte, el personaje de Diego Padilla se inspira en una figura real, la del gran ajedrecista Alexander Aliojin, quien durante la época de la Segunda Guerra Mundial aceptó participar en torneos organizados por los nazis a cambio de la protección de su esposa judía. Y teniendo en cuenta el vínculo del protagonista con este juego, el propio ajedrez es un elemento que tiene una posición destacada en el libro, hablándonos de piezas, movimientos, tácticas o estrategias, pero todo ello de una forma amena y bien integrado con el resto.

Y todos estos elementos son los que hacen de El jugador de ajedrez una novela con una atractiva historia de supervivencia, enmarcada en un contexto histórico muy definido y en la que predominan los sentimientos. Una lectura que se disfruta tanto por el planteamiento que ofrece como por el estilo narrativo de Julio Castedo, un autor que merece la pena tener en cuenta.

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