Es normal llorar la pérdida de un embarazo, como también la pérdida de un hijo por un aborto. Puede crear un hueco en el corazón, un hueco tan profundo que a veces parece que nada puede llenar ese vacío.
Algunas informan de un trauma relativamente menor después del aborto, para muchas, la experiencia es devastadora, causándoles un trauma emocional, psicológico y espiritual severo y de larga duración.
La evidencia de trauma posaborto ha sido verificada por psicólogos, consejeros profesionales, investigadores académicos y por aquellos que realizan en el ministerio posaborto. Sabemos, por ejemplo, que estas son algunas de las manifestaciones más frecuentes de mujeres que sufren a causa de un aborto:
*Baja autoestima
*Dolor (leve o profundo)
*Depresión algunas veces hasta el punto de tener pensamientos suicidas.
*Alejamiento y/o enajenación del compañero/esposo, de la familia y de los amigos.
*Entumecimiento, inhabilidad de sentir alegría de actividades que antes eran placenteras.
*Aislamiento de los demás para evitar hablar del aborto.
*Culpa y vergüenza.
*Dificultad para concentrarseIra profunda e inexorable hacia sí misma, hacia el padre del bebé o hacia otros que participaron en la decisión de abortar.
*Problemas para dormir.
*Pesadillas relacionadas con el aborto, escenas retrospectivas o “escuchar” a un bebé que llora.
*Dependencia del alcohol y drogas usadas para “ahogar la pena”.
*Deseo de un bebé como “reemplazo”.
*Reacciones de tristeza o depresión en la fecha del aniversario del aborto o de la fecha de parto esperada.
*Problemas para establecer vínculos afectivos con sus otros hijos (siendo sobreprotectora, emocionalmente distante, inasequible o abusiva).
*Temor de que Dios la castigará, o la está castigando.
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